He decido y a partir de hoy...
Reemplazaré las lágrimas por la sonrisa de cualquier extraño mundano.
Buscaré cobijo en los brazos de quien tenga manos tibias y alma noble.
Veré corazones, compraré buenas intenciones y leeré cartas de amor.
Botaré las noticias, no habrá periódicos. Quién los quiere hoy?
Si lo único que tenemos seguro en la vida es el hoy, para qué empecinarnos en saber demasiado?
En hacer demasiado, en leer todo lo que el tiempo nos de, y lo que no también.
En estudiar hasta que los ojos se caigan, en asimilar contenidos; saber, saber y saber.
Comprar, comprar y comprar.
Tener...hoy para ser hay que tener.
Es la competencia diaria.
Éste juego de la muerte que nos sumerge infinitamente en las frivolidades de la vida ignota y frágil.
Si es cierto que el pasado es hermético y el futuro incierto, por qué no vivir el hoy sin pensar en lo que fue y menos en lo que vendrá, que de todos modos nunca sabremos si llegará; y si ha de llegar, será como siempre lo imaginamos? Y peor aún: como siempre lo planeamos?!
He decidido vivir mi vida...
Ésto implica romper las bases, los orígenes.
Significa empezar de cero, renacer.
Para ser uno mismo hay que dejar todo lo que llegamos a ser sostenidos en otra mano.
Todo lo que llegó a nosotros y todo por lo que hemos ido de forma primaria.
Para volver, tuvo que haber sido.
No se añora el pasado ni se vive en él,
sólo se intenta revivirlo en el presente.
Eso no es madurez.
Eso no es crecer.
Hay que despojarse.
Soltar las alas y echarse a volar...
Reemplazaré las lágrimas por la sonrisa de cualquier extraño mundano.
Buscaré cobijo en los brazos de quien tenga manos tibias y alma noble.
Veré corazones, compraré buenas intenciones y leeré cartas de amor.
Botaré las noticias, no habrá periódicos. Quién los quiere hoy?
Si lo único que tenemos seguro en la vida es el hoy, para qué empecinarnos en saber demasiado?
En hacer demasiado, en leer todo lo que el tiempo nos de, y lo que no también.
En estudiar hasta que los ojos se caigan, en asimilar contenidos; saber, saber y saber.
Comprar, comprar y comprar.
Tener...hoy para ser hay que tener.
Es la competencia diaria.
Éste juego de la muerte que nos sumerge infinitamente en las frivolidades de la vida ignota y frágil.
Si es cierto que el pasado es hermético y el futuro incierto, por qué no vivir el hoy sin pensar en lo que fue y menos en lo que vendrá, que de todos modos nunca sabremos si llegará; y si ha de llegar, será como siempre lo imaginamos? Y peor aún: como siempre lo planeamos?!
He decidido vivir mi vida...
Ésto implica romper las bases, los orígenes.
Significa empezar de cero, renacer.
Para ser uno mismo hay que dejar todo lo que llegamos a ser sostenidos en otra mano.
Todo lo que llegó a nosotros y todo por lo que hemos ido de forma primaria.
Para volver, tuvo que haber sido.
No se añora el pasado ni se vive en él,
sólo se intenta revivirlo en el presente.
Eso no es madurez.
Eso no es crecer.
Hay que despojarse.
Soltar las alas y echarse a volar...