viernes, 4 de julio de 2008

A un poeta menor de la antología.


"¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejieron dicha y dolor y fueron para ti el universo? El río numerable de los años los ha perdido; eres una palabra en un índice. Dieron a otros gloria interminable los dioses, inscripciones y exergos y monumentos y puntuales historiadores; de ti sólo sabemos, oscuro amigo, que oíste al ruiseñor, una tarde. Entre los asfodelos de la sombra, tu vana sombra pensará que los dioses han sido avaros. Pero los días son una red de triviales miserias, ¿y habrá suerte mejor que ser la ceniza, de que está hecho el olvido? Sobre otros arrojaron los dioses la inexorable luz de la gloria, que mira las entrañas y enumera las grietas, de la gloria, que acaba por ajar la rosa que venera; contigo fueron más piadosos, hermano. En el éxtasis de un atardecer que no será una noche, oyes la voz del ruiseñor de Teócrito."


Jorge Luis Borges.
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A Julieta, sobrina del alma, la fuerza y la luz es tuya princesa.
La "Tía" te ama.

1 comentario:

Lich dijo...

A veces parece que el alivio más grande se encuentra en simplemente ser ajeno a muchas cuestiones terrenales. Que quien menos las percibe, menos las padece, a su vez.

Pero lo que sí no soy partidario es que el olvido no existe. A lo sumo podemos pasar un evento a un segundo plano permamente, pero la palabra olvido no trasciende más allá de un furtivo camuflaje de nuestras necesidades.

Cuídese mucho, señorita. Gran selección de textos tienes.